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ERALDO
DI VITA
El realismo romántico de Giovanni Cavazzon
Las
obras de Giovanni Cavazzon seducen con la fuerza del dibujo y del
color. El artista representa con extrema precisin la societad
moderna en su ambiente, principalmente el psycológico y el
arquitectónico: la figuración clsica a menudo se introduce en un
contexto instalativo moderno (picto-instalación), cuando las
imágenes se introducen, casi empaquetadas, en cajas de madera, en
las que se introducen elementos de polistireno colorado de verde o
azul, para dar la impresión de una playa o de un prado, hasta las
audaces composiciones de “Apolo y Dafne” y “Paris y
Afrodita”, en donde mas all del cuadro empaquetado se recortan
esculturas perfiladas en la madera.
Las componentes
culturales de Cavazzon escaban en el arte del Renacimiento y no
existe niguna duda en el alcance innovador de la acción pictórica
cavazzoniana; toda su formación cultural y espiritual es una
llamada al positivismo centroeuropeo, en donde la finalidad
suprema de la pintura no es solamente la representación de los
objetos, sino también la voluntad de exprimir ideas y traducirlas
con un lenguaje personal y emotivo. Los desnudos de Cavazzon son
castos, jamás vulgares, sensuales y jamás sexuales, jamás
eróticos y a menudo heroicos, son la purificación del
sentimiento.
Cavazzon conoce muy ben el desnudo en la
historia del arte, desde Botticelli en adelante, desde las hijas
de Venus de Rodin, hasta Coubert, hasta los desnudos ampulosos de
Renoir, los delicados de Degas, los sensuales de Modigliani.
Los
ha estudiado a fondo antes de indagar en el cuerpo humano de la
mujer a su manera, con su arte personal; el cuerpo como sintesis
de belleza y armonia, el cuerpo “sin defectos”, prestando
especial atención a las medidas clásicas, a los cánones de
derivación griega, que el expresionismo o las transavanguardias
abandonan para dar espacio a una representación del cuerpo que no
tiene miedo a mostrarse como es realmente, que sugiere
sensualidad, pero también descubre ansias y angustias; una
bsqueda entre el ideal estético y la aceptación del cuerpo real,
una tensión contnua que ni tan siquiera el arte puede solucionar.
Expresión
de valores que cambian y de seguridades que desvanecen, el cuerpo
desnudo queda el único dato invariable de la existencia, el medio
de relación con el mundo, fuente de la obsesión de muchos
artistas. Cavazzon ha echo del desnudo su manera personal de crear
arte, desnudos que testimonian su extraordinaria capacitad de
indagar más allá del cuerpo y también del alma humana, sin
juicios morales o conformistas, sino con una gran penetración
psicológica. El verdadero artista se reconosce acuí, como si
fuera un director de teatro al que no escapan la importancia de un
gesto o de una postura del rostro, técnicas básicas de la
comunicación. En definitiva, la pintura de Cavazzon revindica las
raices de un naturalismo que acabó por enraizarse en toda la
Italia septentrional, una línea que continua ininterrumpida desde
Caravaggio hasta Giacomo Cerruti.
Estamos de frente a un
pintor que conduce hacia el Tres mil una figuración digna de
nuestras mas grandes tradiciones artísticas.
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